martes, 25 de abril de 2006


Una vez rodó sin querer dentro de mí una semilla de dudosa procedencia. El tiempo se paseaba de un lado a otro como de costumbre y entretanto la muy redonda se dedicaba a crecer. Se nutría de las risas y las manos cálidas, de las miradas profundas, de los abrazos y de las charlas con té. En medio del divagar fue tomando forma (a veces, dudosa de su destino, se metamorfoseaba en la apariencia para permitir a uno pensar que sería otra cosa quizás que la que siempre pareció ser) y se siguió alimentando de palabras en el alma. Hasta crecer lo máximo que una semilla puede estar crecida: entoncés brotó y se hizo flor.

Hoy me encontré frente a tus ojos con una flor en la mano. Es para vos. Nunca llevó mi nombre. Tirala, ponela en un jarrón y contemplá pacientemente cómo se marchita, ignorala en un ricón o escondela en un cuaderno... pero aceptala. No quiero ver cómo se vuelve gris, sus pétalos caen, sus hojas se arrugan, su aroma se desvanece; no quiero verla marchitarse en mis manos (sabiendo que pudo ser una colorida flor).

2 comentarios:

Anónimo dijo...

anu.... ouch!
de quien es ese texto??
es mui lindo... mui triste...
si es dura la realidad, yo tengo en especial una forma de verla a veces mas dura de lo que es... y no se porque me llegan a las manos sin que yo busque cosas como estas...
juro que no hago nada por encontrarlas.
Y bueno, la vida tranquila, seguro te sorprende el comentario, no se como se me ocurrio entrar.
Te mando un besote, espero que andes bien.
Ayer conoci por web cam a parana, na sabes es divino el ninio... la verdad ermoso lo que daria por agarrarlo un rato.
Te mando muchos besos
dau ni

Unknown dijo...

Bueno... se garadece la visita. Puede parecer triste pero también puede parecer positivo en cierta forma. El desapego funciona hasta en el amor: hay cosas que no sirve de nada tenerlas guardadas, porque se llenan de telarañas. HAy que pensarlo dos veces, creo...