sábado, 21 de abril de 2007

Las mañanas empiezan a enfriar un poco y las hojas se acumulan lentamente en las esquinas.

Tengo historias fragmentadas en varios cuadernos y el esfuerzo de unirlas parece inabordable. Así es que estas líneas empiezan de cero, queriendo dejar de lado el resto y a la vez buscando abarcarlo por completo.

Lunes de paro. A la mañana la bici avanza por una ciudad aún dormida, por las escuelas cerradas, tal vez un almacenero levanta la persiana y un hombre canoso corre en el bosque. No mucho más. Rejas cerradas en las facultades, caras dormidas que vuelven a sus camas.
Yo estaba entre ellos, todavía entre sueños mientras llegaba más rápido que de costumbre, hasta que recordé que el mundo estaba ahí también, afuera de mi casa, sucediéndose.

En Neuquén la policía mató a un maestro. En Salta y Santa Cruz las movilizaciones por reclamos salariales son reprimidas violentamente. La radio informa: hay desabastecimiento de carne y el gas aumenta un 14% para los usuarios residenciales.
Los reclamos continúan en las provincias y los paros llegan tarde. Aumenta el valor de la canasta básica aunque el INDEC es cada vez menos confiable. 30 mil personas en las calles de Nequén anotan un récord histórico... 30 mil que hoy están gritando: silenciosos "desaparecidos" para el gobierno que hablan por un pueblo entero que se borró de los discursos. O que aparecerá en las elecciones.

Mientras tanto, desde la ventana miro el cielo gris y escribo mientras un rayo atraviesa la obscura noche. El fuerte sonido, como una ruptura, me estremece unos segundos después y me distraigo de las hojas y las biromes.

Otoño en La Plata es un desfile de hojas secas por las calles más transitadas, hojas sin vuelo que se dejan llevar en forma de masa por el viento. Hojas simples, que no bailan hacia un destino después del árbol, tampoco en ese tiempo de ser muchas hojas creciendo en la rama se permiten temblequear o asolear fuertemente. Sólo crecimiento, reproducción y muerte.

Mientras tanto suena un grito de fondo, entre el viento y también entre los rayos del sol, los "invisibles" hablan y se escuchan entre sí, crean, producen, transforman...