viernes, 1 de agosto de 2014

La Ciudad del Futuro

Era mi último sábado en la ciudad. Fui a ver a unas amigas a su trabajo, un bar, alrededor de las dos de la mañana. No se nada por el mismo río dos veces, me dijo una persona muy sabia. Pude ver con una perspectiva completamente diferente el lugar que podría haber sido mi trabajo. Bah, el mismo trabajo de antes. Sentí unas palabras cocinándose en mi cabeza, pero todavía no tenía ganas de pensarlas. Pero nada me pudo prevenir a lo que vino después.
Cuando cerraron, en lo que creí que iba a ser mi despedida final y a la cama, nos invitó la encargada a que vayamos al boliche de enfrente.

1º - "Cortó el celular y se apuró a decirnos: - Ya está. Podemos entrar todos gratis, sin hacer filas -.

Una de las mozas puso mala cara. Me miraba y como que no quería saber nada. Confío en su gusto. Fuimos. Ropa sport, camisitas y jeans, gafas oscuras cuando es de noche. Atravesamos como ocho monos, todos con cara de orto y trajesitos negros. A todos iba saludando la encargada, y de paso señalándonos a todo el grupo. Primero me sorprendió el frío que parecía hacer por las escaleras mientras nos adentramos en el boliche. Había mucha gente. Para ser más claro, había MUCHÍSIMA gente. De repente me encontré ante el espectáculo más escalofriante que jamás vi. No había un rincón en ese lugar que no tuviese a una persona parada encima. No había pasillos entre lo cuales caminar, ni hablar de mesas o sillas. Un mar de gente, entre el cual hay que empujar a todos a tu alrededor cada vez que querés moverte hacía cualquier dirección. Y la gente se mueve, tardando eternidades en ir desde la barra hacía ningún  lugar.
                     /la gente no baila. Apenas si se pueden sacudir un poco
                     /la gente no habla. La música es muy fuerte
                     /no hacen nada. Ves las caras y están todas transformadas

No sé que hago ahí. Es como ver cobrar vidas las palabras del Edu en la oreja. Siempre susurrando, y de repente los demonios que describe están frente a mis ojos. Pienso en los libros de ciencia ficción, en sus fantasiosas premoniciones, y veo aquellas historias volverse reales. El Futuro llegó.


Eventualmente salimos. Esperamos por alguien que salga en el bar de las chicas. De ahí veíamos las luces iluminando las calles, donde todavía había tantos haciendo cola para entrar.

2º - "Estaba indignada. Ella y el novio venían puteando desde que estaban adentro. - No lo puedo creer, ¡Cómo les gusta eso! ¡Que estúpida la moda! ¡Moda! Por eso van tanto... No entiendo cómo les gusta -
Fue ella quien llamó para que nos dejen entrar, y quién recorrió todo el boliche para que le den un fernet gratis en la barra.

3º - "Dijo una de la mozas: -Esto no es nada. Suele estar temprano. Es mejor ir temprano y conseguir un lugar para estar toda la noche -

4º - "Me dijo la moza: - Ay, bueno, ¿nunca estuvieron en un boliche lleno, che -
No.

5º - "Escuché cuando finalmente salíamos del antropomar a un tipo decirnos al vernos las caras, cagado de risa: - Uuuuy, ¡no vuelvo más! -


Caminé por la avenida para ir a tomar el colectivo. El show no terminaba todavía. Tres tipos caminando con los ojos clavados en sus celulares, no se hablaban, ni miraban hacia adelante, cada uno adentro de su propia pantalla. Los autos acelerando a toda velocidad a través del pavimento. Los colectivos pasando. La gente caminando. El ritmo no para nunca, las avenidas son ese río que nunca se calla y mantiene al barrio despierto. Siempre hay luz, siempre hay semáforos. Un ritmo imparable que se niega a dar tregua.
Estos es. Acá está. Esas personas trabajan toda la semana, o todo el día, y cuando llega el sábado no paran. Salen a tirar plata, se drogan para apagar el cerebro, para que el cuerpo se llene de una fuerza instantánea. En esa burbuja no entra la vida cotidiana, Eso es "moda". Toman, falopean, fuman, se empastillan, se pelean, se miran con odio, se empujan, se ríen. Estas son fiestas como de publicidades, que siempre muestran las fiestas descontroladas con la gente bebiendo y bailando. Esto es despertar y ver la noche. Yo nunca viví de noche. Estaba con los ojos cerrados.

Por suerte el bondi va a los pedos. Llegué y por primera vez me dormí boca arriba. Dormí a las seis de la mañana en la Ciudad del Futuro.