martes, 11 de octubre de 2011

"Estas palabras fueron antes memoria, antes fueron sucesos. Palabras que nadie podría pronunciar, desmemoria, sucesos perdidos para siempre si una mujer Nakín no se hubiese ofrendado.
El Clan de los Búhos le otorgó un destino: debía resguardar para los hombres todos los aconteceres de un tiempo que ya era antiguo cuando transcurría. Ella obedeció. Se sentó frente a los códices sagrados.
Sin cerrar nunca los ojos, repitió la misma cosa durante muchos días, muchos años. Y sólo esas palabras le importaron. Pero luego comprendió que no bastaba con obstinarse en retener sucesiones idénticas. Comprendió que en la línea recta se fatigaba la memoria. Entonces, siguió el camino de la línea que se tuerce y retuerce; porque el trazo circular es más propicio para el recuerdo.
Cuando tampoco fue bastante, Nakín buscó el favor de la música. Y es que la música dispone de inmensidad. Más que el desierto y el horizonte.
Pero nuevos nombres y cifras se añadían. Crecía su cansancio.
Agitada, transformada en rumores sin sentido, Nakín trazó dibujos en su memoria. Una bandera para el número veinte. Para el número diez, media bandera. El cuatrocientos fue una pluma, el ocho mil fue una balsa. De ese modo, Nakín de los Búhos retuvo las edades y los años; todos los números del pasado.
Sin embargo, tampoco así fue suficiente. Ya sin espacio por dentro, lívida por fuera, Nakín pidió ayuda a los colores. Confió en ellos. Negro y rojo para la sabiduría, azul para la realeza, amarillo para el rumbo de las mujeres.
Al fin, Nakín de los Búhos cayó hasta el fondo de su fatiga. Cerró los ojos, cubrió con sus manos los signos de los códices. Y dejó escapar por la boca entreabierta cada uno de los recuerdos que guardaba. Creyó, sin clemencia por sí misma, que era débil y apocada en su alma.
La mujer abrió los ojos para llorar. Entonces, vio a través de sus lágrimas. Y aprendió por el llanto que la memoria sólo perdura si se reinventa."
(Liliana Bodoc - Los días del Fuego - Trilogía La Saga de los Confines)

11 de octubre :: último día de libertad de los pueblos de américa::
(cuando "américa" no tenía ese nombre)

Pueblos, culturas, etnias, q´om, chiriguanos, chanés, m´bya guaraní, mocovís, vilelas, lules, mapuche, tehuelches, selk´nam, tapieté, sirionó, shwuar, wichis, omaguacas, mayas, araucanos, yámanas, tapieté, ava guaraní, pilagá, diaguita, calchaquí, inka, aymarás, quechuas, arahuaco, caduveo, charrúa, mataco, comechingones, yanomami, tonocoté, nivaclé, kolla, huarpe, nootka, quilmes, chinook, rapa-nui, aztecas, zapotecas, mixtecas, olmecas, chimú, inuit, kwakiutl, taínos... tantas, tantas palabras que faltan en mi memoria y tantas palabras que no alcanzan para contar, para expresar lo que sucedió y lo que aún sucede.

La desmemoria es el peor de nuestros males.

La falta de práctica cotidiana de recordar (volver a pasar por el corazón) todo aquello que ha sucedido nos hace vulnerables, casi idiotas, caminando el día sin darnos cuenta que esa falta se traduce en golpe, se transforma en repetición. No quiero ofender a las personas que luchan fervientemente por romper ese hielo mnemónico, sólo quiero alertar a quienes no lo hacen... el olvido es sistemático, parte de la organización de nuestra actual forma de vida, de nuestra sociedad moderna y perfectamente consumista y servicial, de las infinitas redes de poder que se ejercen sobre nuestros pensamientos y sentimientos cotidianos y que -enrededadxs en tremenda maraña- reproducimos a ojos cerrados. 
El olvido es también sintomático. Orgánico a cada persona, vísceral malestar cotidiano, suba de precios, represión a la lucha, calles llenas de basura, miradas vacías en el colectivo, ropa nueva cada mes y un auto por persona, comidas gourmet que tiran 90% de alimentos para servir un bello plato con dos pavadas a un precio estrafalario y sólo el 10% del personal está en blanco, medios de información que parecen chupetes, competencia individualizada por alcanzar éxito (¿?) en la vida. Uf. 
Orden social, economía (post?) capitalista, crisis financiera.  
Indignados, primaveras, acampes, piquetes, marchas.
Hegemonía. Si. Pero también Subalternidad. Heterogeneidad. Desigualdad, injusticia, pero también diversidad. Si, está bien, el poder y la "fuerza de la costumbre" pareciera que nos exceden. Pero hay un límite que es transgredible, que es transparente: hay que trazarlo en carne propia. Y digo carne porque no alcanza con decirlo, hay que accionarlo (así como lo acciona quien/es detentan el poder, aunque lo invisibilizan). Recordar es una forma de luchar. 

Palabras que se comparten. Que se transforman en acciones. Hace 519 años, comenzó un genocidio único en la historia. Masacre que no solo fué muerte física, sino esclavitud, abuso, quema de la historia, persecución de las creencias, robo y destrozo de recursos naturales, saqueo cultural, etnocidio, desparición de lenguas... para luego pasar por las maquinarias de la ciencia positivista y transformar la sabiduría nativa en industrias farmacéuticas, las manos artesanas en explotación laboral, las experiencias en taxonomías y las vidas de lxs otrxs en nuestra herramienta de trabajo...   y tanto que se escapa en estas pocas líneas!
La Historia que nos contaron en las escuelas: historia de los poderosos, de los "ganadores" como dicen. Chatarra. Hay que devorarlos. 

"Sólo la Antropofagia nos une. Socialmente. Económicamente.Filosóficamente."                                           
"Tupi, or not tupi, that is the question."


No sólo porque el pasado, las huellas antes caminadas en nuestra tierra, son parte de nuestros pasos hoy, sino también porque el genocidio y la violencia nunca desaparecieron.

NADA QUE FESTEJAR, TODO POR HACER

1 comentario:

Búho dijo...

Solo la Antropofagia no une. Aunque también la Pereza, en la mayoría de los casos