9 o 10 de junio
La ronda se inicia
y la alarma me trae del sueño
una casa bajo paltas
que se abre con el sol
Juan y las hermanas
y un pájaro en los párpados
la arquitectura de mi cuerpo
en panorámica:
algo se incendia en el cuarto,
o quinto piso.
La estrella por fin se cae
ahora tengo que caminar
para luchar en contra de eso
extraña máquina sin nombre
dispositivo, disciplina,
que intenta rellenar el aire de mi cabeza
con cemento…
y un día duele
un poco
y otro día más.
El último tramo para llegar
para enfrentarme a la cumbre
y a la pequeñez de estar ahí
y observar el mundo como mar
como océano de montañas azules…
Escasea el aire, las piernas pesan,
parece imposible pero sabemos que no.
Sólo parece.
Una latita herrumbrada entre las rocas
con escritos apurados
de manos temblorosas pero felices.
Silencios en el corazón, ahora
se va con el viento, se pierde.
Inmensidad y belleza y todo allí.
Gracias vida por encontrarme
y por darme alas de cóndor
y sangre de árbol.
2 comentarios:
Excelente poesía, espero volver. Saludos :)
Gracias! nos encontraremos por las enrededareas cibernéticas, contemplando la misma flor...
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