lunes, 6 de agosto de 2007

Sueños II :... Sobre sueños, ensueños y no sueños.



Todos habitan en los laberintos interiores, en la memoria, en las palabras, en el estómago.

Me acuerdo muchos de los sueños de mi infancia, aunque uelo olvidar qué pensaba y sentía de ellos: hay pensamientos y sentimientos que nunca se guardan en la cajita de los recuerdos.



No recuerdo cómo era la risa cuando tenía 10 años.







Hay sueños que se caen al piso y se chocan con la vereda (aunque yo esperaría que reboten o la atraviesen, al final de cuenta son sueños, ¿no?). Y se descubren a sí mismos como no-sueños, también llamados de otras formas, como realidades, compromisos, verdades, el mundo del hoy, el de los noticieros.

Está bien que caigan, es preferible perderlos.

De éstos hay de sobra.








Hay sueños que vuelan como globos de helio, se van a jugar con las nubes o con un pajarito. Si es verano les gusta volverse burbujas en la plaza y en otoño se dejan llevar por las lluvias torrenciales. Se escapan y descubren que tenían forma de ensueño, con alas cortas pero brillantes, con manos fuertes pero impacientes.

Nacieron para volar y transfigurarse, para vagar de soñador en soñador, no sin antes de marchar dejarles una sonrisa en el alma.

En parte quedan y en parte se van.

Si uno por casualidad descubre un ensueño, no debe despreciarlo ni abusar de él: sólo es recomendable disfrutarlo mientras se quede cerca, porque se irá sin avisar.







Hay sueños que tienen fuerza propia, manos, alas, miradas gigantes. Te hacen sentir que te caaés o que estás volando de verdad y no sabés si creerles, porque parecen ensueños y también realidades.

Pero resulta que ahí están de nuevo, cosquilleándote la panza o empujándote a ir un poco más. No se vuelan ni se caen.

Son nubes, burbujas y plumas, que te envuelven y juegan con tus sentidos, se ríen de tus pensamientos y se esconden atrás de los árboles. No se perden ni se olvidan, son como una sombra, a veces invisible a tus ojos, que te acompaña siempre.

Sueños de toda la vida, tan pero tan grandes, que atraviesan la noche y la almohada, que se despegan de tus ojos y le hablan al corazón, caminan con los pies y abrazan con las manos.

Quien descubra que los ojos, los pies, las manos y los latidos están apretando un sueño; no debe olvidarlo, no debe despertar: recomiendo mantenerse siempre soñando.


5 comentarios:

Fernando García Pañeda dijo...

Es maravilloso vivir abrazado a un sueño rodeado de sueños.
Saludos.

will dijo...

Me gusto este posteo , mucho :)
Y gracias por escucharme, y a la canción.

saludos Anu,
will

Alicia Pez dijo...

sueñera querida... yo SÍ me acuerdo de tu risa cuando tenías 10 años, me acuerdo porque me hacías reír; y pensando en ese ayer y en este ahora y leyéndote hablar de los sueños, confirmo mi teoría de que sos la loca más linda que conozco; qué ganas de verte por favor!! y de reirnos y reirnos mucho mucho mucho...

Berrysand dijo...

feliz día niña!!!!!

mando desde acá gelatinas de muchos colores!

:)

Fernando dijo...

¿La Colombina sacará tanta hermosura de su cabeza por algún privilegio divino? ¿O será que tanto ser "lo que no parecer ser" le ayuda a guardar, a generar, a elaborar en el silencio y profundidad de sus paredes de nácar, perlas maravillosas que me han hecho emocionar hasta las lágrimas? ¡Qué hermoso destino de ralámpago, en medio de esta tormenta de mediocridad! ¡Qué aire poético, que vuelo sensible lleva en sus alas mi querida Colombina!