Letras partidas a cuchillo,
sangrantes sobre una tabla virtual.
Cáscaras de remolacha, semillas y frutas
danzando circularmente en las manos...
incluso fuera de nuestros propios bordes,
los sabores se desparraman por la mesa
e invaden con su aroma
el resto de las habitaciones
Cuidado con el camino caminante cuando no hay cuidado con el que haces con el qué-hacer camino
2 comentarios:
Anónimo
dijo...
esa foto es de San rafael o de donde??? prometo que antes de fin de año subo a la matrix el cadaver exquisito! abrazo de duende del bosque... el chetti
es en La Plata aunque no parezca... (en plaza malvinas)
[...Al igual que vos, que estás acá al lado mío, yo vivo en una ciudad. El pavimento reemplazó al verde y los edificios nos alejan del suelo que nos provee los frutos. Cuando me levanto a la mañana, por la ventana no entra una brisa suave con el aroma del campo, ni siento los sonidos del viento jugando entre los árboles del bosque. No me desayuno con la espuma del mar ni mis ojos se deslumbran con el rocío sobre un campo de margaritas. Sin embargo, por allá abajo los ríos siguen escurriéndose y las semillas aún extienden sus raíces... la vida sigue su camino y la madre naturaleza no se queda sin insistir. Hay un árbol que olvidé en la vereda que me está queriendo decir algo. A cinco cuadras me llama una plaza cubierta de pasto, sus árboles son los pulmones de una ciudad viciosa que no se cansa de olvidarlos. Olvido. La tierra olvidada por pasar al lado de ella y no escucharla. También está floreciendo la primavera en la ciudad...]
2 comentarios:
esa foto es de San rafael o de donde??? prometo que antes de fin de año subo a la matrix el cadaver exquisito! abrazo de duende del bosque... el chetti
no, no es san rafael... frio frio
es en La Plata aunque no parezca... (en plaza malvinas)
[...Al igual que vos, que estás acá al lado mío, yo vivo en una ciudad. El pavimento reemplazó al verde y los edificios nos alejan del suelo que nos provee los frutos. Cuando me levanto a la mañana, por la ventana no entra una brisa suave con el aroma del campo, ni siento los sonidos del viento jugando entre los árboles del bosque. No me desayuno con la espuma del mar ni mis ojos se deslumbran con el rocío sobre un campo de margaritas.
Sin embargo, por allá abajo los ríos siguen escurriéndose y las semillas aún extienden sus raíces... la vida sigue su camino y la madre naturaleza no se queda sin insistir. Hay un árbol que olvidé en la vereda que me está queriendo decir algo. A cinco cuadras me llama una plaza cubierta de pasto, sus árboles son los pulmones de una ciudad viciosa que no se cansa de olvidarlos. Olvido. La tierra olvidada por pasar al lado de ella y no escucharla. También está floreciendo la primavera en la ciudad...]
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