lunes, 18 de julio de 2011

Homenaje a Pedro

ELLA BAILA CON FUEGO

Desde el fondo del tiempo, el fuego gira con sus signos,
se asoma limpio de escamas transparentes,
ardientes de besos minerales y estrellas.
La sombra le teme y le temen
los dientes de las flores nocturnas.
Ha perseguido monstruos y domado distancias,
sacrificado bosques y colinas,
completado los círculos que proclaman la furia de los dioses.
Padre de la danza, transformador de vientos,
protector de los miedos ancestrales,
inagotable, secreto, convives con la noche
y regresas por las danzas malabaristas,
en los escenarios que la vida organiza con sombras.
Te he visto en las manos de la mujer que amo.
Resucitado en círculos trazados por druidas,
despertando cometas que enmudecen el río,
que desde el ojo del niño que lo mira en la noche,
recupera la patria de la infancia lejana y marinera.
Mueve el atardecer,
con una magia que conmueve a la lluvia,
que la atrapa con su ternura hipnótica,
como una miel secreta y necesaria.
La danza que bailaron los hombres que hablaban con la luna,
ella la baila con su fuego galopador,
con su materia inesperada de pájaro migratorio.
Ella es el fuego que crepita en mis manos
como un bosque de pinos, perfumando distancias.
Sólo eso, sus pies sostienen el planeta y lo hacen bello.
Sus llamas pintan astros en el techo del viento
y hacen bailar mis ojos con su cuerpo de chispa alucinada.

[Del libro: La canción de mis lobos, de Pedro Zárate]

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