jueves, 17 de febrero de 2011

Carta de amor

Querida Utopía:
Hoy te escribo en esta simple hoja virtual para decirte que no sos nada y sos todo. Ya sé que es una paradoja trillada y aburrida, que ni siquiera te interesa leer una carta tan aburrida y desconocida. Pero está dedicada para vos, porque pienso en vos, porque siento por vos, y porque también sé que no existo en ese mundo paralelo en el cual tu alma es libre y la mía vuela.
Hoy no soy nada más que una sombra que se esconde en cada grieta de nuestra pequeña existencia, en cada hueco que desaparece con la primer lluvia. E incluso sabiendo esto, puedo saber que voy a saborear hasta la última gota, la más amarga, con tal de sentirme vivo. Porque estar vivo no es respirar, sino saber que uno respira. Y ser feliz es disfrutar cada aliento.
Me quitás la respiración, el aliento, el cálido aire que desprende mi pecho. Y te quiero por eso, porque vos representás todo en el mundo que rige mi alma, pero dentro de esa existencia tu alma se aleja hasta donde el más poderoso de mi ángeles puede aventurarse a mirar. Mis ojos se queman ante la luz que sigo sin poder tocar, sin poder saborear, sin poder sentir. Serán sólo mis ojos los que te recuerden, porque el resto de mi cuerpo será devorado por el universo.
Adiós, Secreta Utopía, sé que mientras respires serás feliz, y mientras yo tenga aliento pensaré en la continuidad de tu ser. No es hasta que la muerte me separe, sino hasta que la mente lo depare.


Con Amor,
Aquel Que Desaparece

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