sábado, 7 de agosto de 2010

Sábado de mayo 19:18


En el otoño el sol se cae
temprano, estirándose
las piernas de la noche
sobre mis hombros.

Las letras de la tarde
están cargadas de segundos
del tiempo-invento
que tuerce mi espalda.

Son las siete y no espero a nadie
casi no ha salido palabra de mi boca
todas cayeron al fondo visceral
del sábado a la tarde.

Estuve comiendo fósforos
de a uno, de a montones,
para pasar el mate lavado 
(me entibia un poco el cuerpo)

La poesía por la tarde es inverosímil
casi un esbozo de cena,
una cucharadita de vino
es una pila de papeles desordenados
junto a mi cuaderno en blanco.

No ha quedado ni uno más
(la caja vacía, desarmada)
Tus palabras llegaron con ruido
pero yo no esperaba a nadie.

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