jueves, 9 de mayo de 2013

Y si me debilito y me tropiezo con la misma piedra, ¿Quién va a levantarme? Ya no hay raíces para apoyarse, ni musas a la que aferrarse. Entonces, el acto de dirigir el pie con furia hacia la piedra parecería estúpido. Pero yo quiero tropezarme con esa piedra, y en vez de caer, romperme la pierna entera con tal de patearla bien lejos

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