martes, 24 de abril de 2012

Un solo día en la ciudad, y mis ojos se pusieron rojos. Literalmente. Soñé con mi hogar, y en mi sueño tenía la habilidad de viajar a través de diferentes realidades. Pasé la lengua por muchos lugares, por muchas personas y por muchos recuerdos. Tenían gusto un poco amargo, pero amargo como el café, que viene bien de vez en cuando y si lo tomo con otras cosas, puede ser delicioso. Me desperté con dolor en mis alas. Y también, literalmente, con los ojos rojos.

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