martes, 27 de marzo de 2012

¿Dónde están mis raíces? Es como si de pronto todo se cayera. Y cuando mis brazos se estiran y buscan tierra sólo encuentran aire. Me mordí mis alas para volverme manso. Usé mis lágrimas para empapar mis plumas y quedarme en el árbol, y el solo las volvió a secarlas... Un sol ardiente, lejano, que me hizo transpirar utopías del pasado, un sudor que tocó mi piel helada y condensó en un líquido pegajoso que volvió a pegar esas alas a mi alma. Mis pies dolieron, sangraron y se resquebrajaron, para dejar ver entre las grietas las garras de una codicia que se niega a abandonarme. Llora la luna.
Una lágrima, mis raíces
Dos lágrimas, mi sangre
Tres lágrimas, mis ojos
Cien lágrimas, el pedazo de alma que dejé en sus brazos. Cuidala, querida Luna, que voy a volver a reclamarla. No puedo saber cuándo. Pero es mía, mi alma, y no puedo renunciarla. No mientras llueva. Y no mientras esté solo bajo la lluvia

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